La Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas ha presentado el quinto Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España en 2024. El documento subraya que aunque algunos indicadores muestran signos de mejoría, millones de hogares en España siguen teniendo barreras para acceder a una energía asequible. Como novedad, en esta edición se ha desarrollado un análisis específico de los hogares en alquiler.

Los datos más destacados del informe indican que el 16,5% de los hogares dedicaron más del doble de la media nacional a cubrir sus necesidades de energía, y que uno de cada tres hogares en alquiler tiene problemas de pobreza energética. El trabajo arroja otros datos relevantes: el 27% de los hogares estaba en situación de pobreza energética oculta; casi el 18% no pudo alcanzar una temperatura adecuada en invierno, y el 9,7% de la población declaró tener retrasos en los pagos de facturas energéticas.
Además, los investigadores indican que la pobreza energética sigue afectando a millones de personas en España, con diferencias territoriales muy significativas, siendo las regiones del sur, y en particular Extremadura, las más afectadas. Asimismo, sin la ayuda del bono social, la brecha de pobreza energética habría sido significativamente mayor, y subrayan la importancia de seguir implementando medidas que garanticen el acceso a una energía asequible para los hogares vulnerables.
Indicadores de pobreza energética
El informe desataca algunas conclusiones para los indicadores de pobreza energética en España en 2024. En cuanto a los indicadores oficiales (EPOV/EPAH), el gasto desproporcionado (2M) se reduce levemente hasta 16,51%, mientras que el gasto insuficiente (M/2) asciende a 12,87%. El indicador de retrasos en el pago permanece prácticamente estable en torno a 9,69%, y el de temperatura inadecuada mejora hasta 17,56%.
En los indicadores con umbrales absolutos, la pobreza energética oculta (HEP) desciende ligeramente hasta 27,10%, mientras que su versión severa se mantiene prácticamente estancada en el 9,5%. El contraste entre la ligera mejora del HEP estándar y la estabilidad del HEP severo sugiere que parte de los hogares avanza hacia niveles de consumo más adecuados, pero los casos más extremos resisten el cambio.
En cuanto al análisis específico de los hogares en alquiler, el MIS —reformulado este año con el umbral anclado en la renta para llegar a fin de mes— para este colectivo se sitúa en 23,41% frente al 15,06% del total, y la HEP severa alcanza 13,34% frente a 9,53% en el conjunto del país. Los datos reflejan que el 21,77% de los hogares en alquiler declararon retrasos en el pago de las facturas frente al 9,69% en la población general; y el 29,90% afirmó no poder mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno, frente al 17,56% en el conjunto del estado. Según el informe, estas diferencias tan marcadas confirman que el alquiler concentra una vulnerabilidad sensiblemente mayor, justificando un seguimiento particularizado y el diseño de respuestas que coordinen política energética y de vivienda.
Con respecto a la brecha de pobreza energética oculta —la diferencia entre el gasto real del hogar y la mitad ajustada de su gasto teórico—, el informe indica que en 2024, entre los beneficiarios de bonos, la brecha pasa de 150 euros en el escenario contrafactual (caso hipotético en el que no hubieran recibido el bono) a 72 euros en el escenario real, lo que supone una reducción del 52% (frente al 44% en 2023).