El informe titulado ‘Explorando la pobreza y las necesidades energéticas rurales’ del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea investiga la pobreza energética en los hogares de la Unión Europea y los retos de las necesidades energéticas en el parque inmobiliario de la UE, centrándose en las vulnerabilidades y oportunidades de las zonas rurales. Entre otros datos, el documento subraya que las zonas rurales lideran las mejoras de eficiencia energética y son especialmente adecuadas para la implementación de sistemas renovables de autoconsumo.

El documento se basa en medidas de niveles de confort consensuados, presión económica y eficiencia energética de las viviendas de la Encuesta de Presupuestos Familiares y las Estadísticas de la UE sobre Ingresos y Condiciones de Vida.
Necesidades energéticas en zonas rurales
El informe ha investigado los retos y las oportunidades que enfrentan las zonas rurales de la UE para abordar sus necesidades energéticas, en el contexto de los objetivos de la UE en materia de descarbonización y resiliencia energética de los edificios.
Los datos sobre los hogares de la UE muestran que los que viven en zonas rurales dedican una mayor proporción de su gasto total a electricidad, gas y otros combustibles (7,1% del gasto total del hogar) en comparación con los pueblos y suburbios (6,2%) y las ciudades (5%). Los países con mayor proporción de gasto energético presentan las mayores disparidades entre zonas urbanas y rurales, lo que sugiere que una alta proporción de gasto energético se asocia a una brecha más profunda entre ambas zonas, siendo las zonas rurales las más afectadas.
Por otro lado, las tasas de renovación de medidas de eficiencia energética son más altas en las zonas rurales, donde el 29% de los residentes rurales viven en hogares que realizaron mejoras (mejora del aislamiento térmico, sustitución de ventanas de acristalamiento simple por ventanas de doble o triple acristalamiento, o sustitución del sistema de calefacción por uno más eficiente).
Un análisis de alta resolución del parque inmobiliario muestra que las zonas rurales presentan un mayor volumen de edificación residencial por habitante y formas menos compactas, lo que dificulta su eficiencia energética y aumenta las necesidades de calefacción. Por otro lado, las zonas rurales lideran las mejoras de eficiencia energética y son especialmente adecuadas para la implementación de sistemas renovables de autoconsumo, como la energía fotovoltaica en cubiertas. Con la energía fotovoltaica en cubiertas, las zonas rurales podrían producir 2.200 kWh/habitante al año, un 38% más que el consumo eléctrico medio de los hogares en la UE.
Gasto energético e indicadores de pobreza energética
Reconociendo la naturaleza multifactorial de la pobreza energética y siguiendo los recientes avances en las evaluaciones de la pobreza energética, se construyó un indicador compuesto combinando la proporción del gasto de los hogares en energía con cuatro indicadores de pobreza energética relevantes: la incapacidad de mantener una casa adecuadamente cálida; la prevalencia de atrasos en las facturas; la proporción de hogares con goteras en el techo, paredes, o cimientos húmedos; y la tasa de riesgo de pobreza energética, definida como la proporción de los hogares donde el ingreso disponible es inferior al 60% del promedio del país.
Los resultados indican que las necesidades energéticas en los territorios de la UE se pueden satisfacer mejor con políticas locales. En las zonas rurales, los altos niveles de gasto energético y los indicadores de pobreza energética se pueden abordar apoyando a los hogares rurales en la implementación de sistemas de autoconsumo, para los cuales las viviendas rurales son especialmente adecuadas. Por otro lado, las ciudades y los suburbios se están quedando atrás en las rehabilitaciones que mejoran la eficiencia energética y, al contar ya con edificios con morfologías más eficientes energéticamente, se beneficiarían de un impulso en dichas mejoras.