Laredo apuesta por ser más eficientes renovando su alumbrado público

Los trabajos para la renovación integral del alumbrado público de Laredo avanzan a buen ritmo. Esta actuación se puso en marcha semanas atrás por la UTE “Ekoleds- Taesa”, que resultó adjudicataria del concurso con una oferta de 1,26 millones de euros.

El ahorro a obtener en la factura, que según el pliego de condiciones ha de ser como mínimo del 40%, podría alcanzar e incluso superar el 70%, gracias a la eficiencia energética de las nuevas luminarias, cuyo menor consumo permitirá renegociar a la baja los contratos al requerir menos potencia para su funcionamiento.

La apuesta del Gobierno de Laredo por sacar adelante este proyecto permitirá reducir drásticamente la factura energética al tiempo que deparará una red totalmente renovada. Tal y como explica el concejal de Hacienda y responsable del contrato, Benito Ortiz, la prueba piloto llevada a cabo en el Polígono Industrial es de lo más alentadora: la factura ha pasado de los 2.500 euros que se abonaban antes de sustituir todo el alumbrado a los apenas 400 euros de la última facturación.

En total se prevén renovar más de 3.000 puntos de luz diseminados en todo el término municipal. Las lámparas de vapor de mercurio y sodio están dejando paso a las nuevas tecnologías de led (70%) e inducción (30%). Ello se traduce en sustituir lámparas de entre 250 y 150 watios, por otras cuya potencia oscila entre los 30 y los 60 watios. En cuanto a los cuadros, frente a los 70 amperios de los antiguos, se va a pasar a potencias de 15 o 20 amperios, con el consiguiente ahorro en la potencia contratada. Todo ello permitirá una gestión racional de los contratos, que una auditoría municipal previa a esta actuación, cifró en 116 y que ahora se verán notablemente reducidos.

La intervención prevé cambiar el 80% de los cabezales de las farolas. En el Paseo Marítimo, donde los trabajos han comenzado esta semana, está previsto reemplazar las 300 unidades existentes. Las nuevas luminarias tienen una estimación de vida útil de diez años, mientras que las antiguas apenas aguantaban el año de uso. Ello se traduce en una notable reducción de los costes de mantenimiento. Las ventajas se hacen extensivas a la reducción de las emisiones contaminantes y a la oportunidad de implantar sistemas inteligentes de regulación luminosa en función de la época del año, el tramo horario o las condiciones ambientales.

La intensidad lumínica se ajusta rigurosamente a lo que dispone la ley, e incluso se sitúa un poco por encima. Sin embargo, los ciudadanos percibirán un importante cambio referido a la direccionalidad de la luz. Las farolas cónicas actuales proyectan la iluminación hacia todos los lados (suelo, cielo, fachadas, etc…). Ahora se va a dirigir la luz hacia el vial y parte de la acera. Las nuevas lámparas son de tono blanco ya que los técnicos entienden que esta es la mejor calidad cromática.

 
 
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