Casi el 92% de la población mundial cuenta actualmente con acceso básico a la electricidad. No obstante, más de 666 millones de personas siguen sin acceso por lo que la tasa actual es insuficiente para alcanzar el acceso universal para 2030. Así lo destaca el documento ‘Seguimiento del ODS 7: El Informe del Progreso Energético 2025’, elaborado por la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), la División de Estadística de las Naciones Unidas (UNSD), el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS). A nivel mundial, el documento destaca que el progreso en materia de políticas y los avances tecnológicos han mostrado resultados prometedores en el impulso al despliegue de energías renovables y la consecución de mejoras en la eficiencia energética.
El informe permite obtener información sobre el progreso hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 (ODS 7) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible. El ODS 7 busca garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos.
Así, el documento resume el progreso mundial en materia de acceso a la electricidad, eficiencia energética, energías renovables, cocina limpia y cooperación internacional para impulsar el ODS 7. Presenta estadísticas actualizadas para cada indicador y proporciona información sobre políticas en áreas prioritarias y acciones necesarias para impulsar un mayor progreso en el ODS 7.
Metas del ODS 7 para 2030
El informe subraya que se han logrado avances notables en diferentes indicadores. Los flujos financieros internacionales hacia las economías en desarrollo en apoyo a la energía limpia crecieron por tercer año consecutivo, alcanzando los 21.600 millones de dólares en 2023. La capacidad instalada de energías renovables per cápita continuó aumentando interanualmente, alcanzando un nuevo récord de 341 W per cápita en los países en desarrollo, frente a los 155 W de 2015.
Sin embargo, existen disparidades regionales, lo que indica que se necesita apoyo específico en algunas regiones. En África subsahariana las energías renovables se están expandiendo rápidamente. El 85% de la población mundial sin acceso a la electricidad reside en la región, mientras que cuatro de cada cinco familias carecen de acceso a cocinas limpias. El número de personas sin acceso a cocinas limpias en la región sigue creciendo a un ritmo de 14 millones de personas al año.
El progreso hacia las metas del ODS 7 de 2030 sigue retrasado, especialmente en África subsahariana. No obstante, a nivel mundial, el progreso en materia de políticas y los avances tecnológicos han mostrado resultados prometedores, en particular en el impulso al despliegue de energías renovables y la consecución de mejoras (aunque aún insuficientes) en la eficiencia energética.
Ampliar el acceso a la cocina limpia y a la electricidad, impulsar el uso de energías renovables y mejorar la eficiencia energética son esenciales para alcanzar los objetivos del ODS 7 y para afrontar los desafíos ambientales, socioeconómicos y de desarrollo que se reflejan en la agenda de los ODS en su conjunto. Estos objetivos exigirán un cambio fundamental en la producción, distribución y consumo de energía, respaldado por una mayor inversión, políticas propicias, innovación continua, mayor ambición y planificación a largo plazo.
Necesidad de mejora de la intensidad energética
Según el informe, el ODS 7.3 exige que la tasa de mejora global de la intensidad energética se duplique para 2030. El lento progreso mundial en los últimos años implica que, de ahora en adelante, la intensidad energética deberá mejorar un 4% anual en promedio para cumplir la meta original del ODS 7.3. Esto coincide en gran medida con el objetivo de duplicar la tasa anual promedio mundial de mejora de la eficiencia energética para 2030, acordado en la COP28.
La tendencia global muestra que la intensidad energética primaria, definida como la relación entre el suministro total de energía y el producto interior bruto (PIB), disminuyó un 2,1% en 2022, una mejora sustancial respecto del 0,5% observado en 2021.
Además, como resultado de un crecimiento económico superior a la demanda energética, la intensidad energética mejoró en todas las regiones principales en 2022, aunque a ritmos diferentes. Entre 2010 y 2022, la intensidad energética se aceleró en 15 de los 20 países con mayor suministro total de energía, pero el 2,6% del progreso necesario para alcanzar la meta 7.3 del ODS solamente fue alcanzado por China, Francia, Alemania y Reino Unido.
Por otro lado, el progreso en la intensidad energética en los sectores de uso final mejoró en 2010 y 2022 con respecto al periodo 1990-2010. La tasa promedio de mejora en los edificios aumentó del 1,2% al 1,3% y en la industria, del 0% al 1,4%. Entre 1990 y 2010 la eficiencia de la generación de electricidad aumentó del 40 al 42%, y alrededor del 46% entre 2010 y 2022, lo que significa que la eficiencia de generación mejoró el doble de rápido en casi la mitad del tiempo, en gran medida debido a la integración de energía renovable.
Acceso a la electricidad y aumento de las renovables
Entre otros hallazgos en los indicadores primarios, el informe destaca que casi el 92% de la población mundial tiene acceso a la electricidad, lo que dejó a más de 666 millones de personas sin ella en 2023. Además, 18 de los 20 países con los mayores déficits de acceso a la electricidad se encontraban en África subsahariana. El mayor crecimiento en el acceso entre 2020 y 2023 se produjo en Asia Central y Meridional, donde ambas regiones lograron avances significativos hacia el acceso universal a la electricidad, reduciendo su brecha de acceso básico de 414 millones en 2010 a tan solo 27 millones en 2023.
Por otro lado, en 2022, la participación mundial de las fuentes de energía renovables en el consumo final total de energía (CEFT) fue del 17,9%, ya que la capacidad instalada de energía renovable alcanzó los 478 W per cápita en 2023, lo que indica un crecimiento de casi el 13% con respecto a 2022. Sin embargo, el progreso no es suficiente para alcanzar los objetivos internacionales de desarrollo sostenible y climático. A pesar de los avances en la expansión de la capacidad renovable, algunas economías en desarrollo y el África subsahariana contaban con tan solo 40 W per cápita de capacidad instalada de energías renovables, en comparación con las economías desarrolladas, que contaban con más de 1.100 W instalados.
La participación de las energías renovables en la generación de electricidad aumentó a casi el 30% en 2022, la mayor participación entre todos los usos finales. En 2022, la energía eólica y la solar fotovoltaica fueron las que más contribuyeron al aumento anual del consumo de electricidad procedente de renovables.
Además, entre 2022 y 2023, se observó un cambio mínimo o nulo en el acceso a combustibles y tecnologías limpias para cocinar. Si bien la población mundial con acceso a combustibles y tecnologías limpias para cocinar aumentó del 64% en 2015 al 74% en 2023, alrededor de 2.100 millones de personas siguen dependiendo de combustibles y tecnologías contaminantes. Si las tendencias actuales continúan, solo el 78% de la población mundial tendrá acceso a tecnologías limpias para cocinar en 2030.
Respecto a los flujos financieros públicos internacionales hacia los países en desarrollo en apoyo a la energía limpia aumentaron un 27% desde 2022, alcanzando los 21.600 millones de dólares en 2023. La financiación se mantuvo concentrada, con solo dos países de África subsahariana entre los cinco principales receptores. Los instrumentos de deuda impulsaron la mayor parte del aumento de los flujos financieros públicos internacionales en 2023, representando el 83%, mientras que las donaciones representaron solo el 9,8%.
Fortalecer la cooperación internacional
El informe identificó la falta de financiación suficiente y asequible como una de las principales causas de las desigualdades regionales y la lentitud del progreso. Para consolidar los logros alcanzados y evitar nuevas regresiones en el acceso a la electricidad y las cocinas limpias, el informe insta a fortalecer la cooperación internacional entre los sectores público y privado para ampliar el apoyo financiero a las economías en desarrollo, especialmente en África subsahariana.
Entre las medidas urgentes se incluyen reformas en los préstamos multilaterales y bilaterales para ampliar la disponibilidad de capital público; una mayor movilización de financiación en condiciones favorables, subvenciones e instrumentos de mitigación de riesgos; una mayor tolerancia al riesgo entre los donantes; así como una planificación y una normativa energéticas nacionales adecuadas.