La pobreza energética crece en España en 2022 pero a menor ritmo del esperado, según un informe

La Universidad Pontificia Comillas publica el Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España para 2022

Según el informe, 4,3 millones de personas no pagaron facturas energéticas en fecha y casi 8 millones no pudieron mantener una temperatura adecuada en sus hogares

Los investigadores de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas han presentado su Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España para 2022. Según el informe, la pobreza energética siguió creciendo en España en 2022, pero a un ritmo menor del esperado en un año con crisis de precios energéticos.

Según el Informe de Indicadores de Pobreza Energética en 2022 de la Universidad Pontificia Comillas, la pobreza energética siguió creciendo en España pero a menor ritmo.

Según el informe, 4,3 millones de personas no pagaron sus facturas energéticas en fecha y casi 8 millones no pudieron mantener una temperatura adecuada en sus hogares. Durante 2022, muchos más hogares tuvieron que dedicar recursos por encima de lo razonable a cubrir sus necesidades energéticas. También aumentó el número de hogares que declararon no poder calentar adecuadamente su hogar.

Indicadores de pobreza energética

Los indicadores de pobreza energética del informe se han obtenido a partir de las encuestas del INE, EPF (encuesta de presupuestos familiares) y ECV (encuesta de condiciones de vida), y se agrupan en indicadores de gasto desproporcionado, indicadores de gasto insuficiente o de pobreza energética oculta e indicadores subjetivos.

Los indicadores de gasto desproporcionado identifican al conjunto de hogares que dedican un porcentaje muy elevado de su renta a cubrir las necesidades energéticas en la vivienda. Los indicadores de gasto insuficiente o de pobreza energética oculta muestran los hogares cuyos gastos en energía son significativamente bajos. Y los indicadores subjetivos engloban un indicador de hogares con retraso de pagos de facturas y un indicador de hogares que declaran no poder mantener la vivienda a una temperatura adecuada durante el invierno.

Dentro de la dimensión del gasto desproporcionado, en el informe se calculan dos indicadores: 2M y MIS. El primero identifica como hogares en pobreza energética a aquellos cuyo porcentaje de gasto en energía sobre sus ingresos netos es mayor que el doble del de un ‘hogar medio’ (media nacional). El segundo indicador utiliza un umbral absoluto basado en una renta mínima estándar, concretamente el salario mínimo interprofesional (SMI), para identificar a estos hogares.

Los resultados obtenidos son, respectivamente: 16,83% (3,2 millones de hogares aproximadamente) y 13,14% (2,5 millones de hogares aproximadamente) frente a los valores obtenidos para 2021: 15,22% y 14,62%, respectivamente. Las dos métricas muestran diferente tendencia. Mientras que el indicador 2M empeora, el basado en el MIS (ingreso mínimo estándar) mejora.

Según destaca el informe, el empeoramiento del 2M se debe al incremento en los gastos energéticos de los hogares, un aumento que no alcanza a compensarse con el crecimiento en los ingresos que también se dio. En este contexto, el segundo indicador mejora ligeramente por el comportamiento de los dos deciles de renta más baja, donde se aprecia una disminución en la incidencia de la pobreza energética debido al aumento significativo de los ingresos.

 
 
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