Inaugurada la central y red de calor alimentada con biomasa de astilla de madera en la Txantrea

Inaugurada la primera central y red de calor a escala de barrio alimentada de biomasa forestal en la Txantrea

El Gobierno de Navarra ha inaugurado en el barrio pamplonés de la Txantrea la primera central y red de calor a escala de barrio de Navarra alimentada con biomasa forestal y una de las de mayor potencia a nivel estatal. La central suministrará calefacción a 4.500 viviendas y centros públicos, con una inversión total de 13,8 millones de euros en dos fases. Este proyecto cumple con el doble objetivo de suministrar a precios competitivos calefacción a viviendas y red de calor (calefacción y agua caliente sanitaria) a centros públicos, y en segundo lugar, sustituir el uso de combustibles fósiles por energía verde como la biomasa forestal de origen autóctono.

María Chivite, presidenta de Navarra, ha realizado una visita a la red de calor con el director gerente de Nasuvinsa, Javier Burón, el ingeniero y responsable del proyecto de la central, Javier Martínez, y otros responsables políticos.

La nueva instalación está impulsada por Nasuvinsa y explotada por el grupo ENGIE, a través de su filial navarra Districalor. La primera fase del proyecto ha incluido la construcción de la obra civil, la instalación de generación de calor de 24,5 MW de potencia y el soterramiento de los tres primeros kilómetros de red de distribución formada por doble tubería preaislada por la que circula el agua caliente hasta las viviendas y edificios dotacionales.

Tres edificios dotacionales están conectados a la red de calor

Esta primera fase de construcción y puesta en servicio de la central y de la red de calor comunitaria ha supuesto una inversión 10,7 millones de euros, de los que 6,9 millones han sido aportados por la sociedad pública Nasuvinsa, que ha contado para ello con una subvención del 50% con cargo al programa FEDER Navarra. Los 3,8 millones restantes han corrido a cargo de ENGIE, empresa que en su día resultó adjudicataria de la construcción, gestión y explotación de las instalaciones por un período de 36 años.

La central de calor suministrará en esta primera fase calefacción a 2.000 viviendas, a las que se incorporarán otras 2.500 en una fase posterior.

En la actualidad, tres edificios dotacionales públicos están ya conectados a la red de calor (calefacción y agua caliente sanitaria). Son el colegio público García Galdeano y el polideportivo Ezcaba, ambos del Ayuntamiento de Pamplona/Iruña, así como la Unión Deportiva Cultural Txantrea. Está también contratado el servicio para 2.000 viviendas correspondientes a sendas comunidades de calor, concretamente Calor Txantrea (800) y Orvina II (1.200).

Además, se está gestionando la posible incorporación de la comunidad de calor San José (500 viviendas) y de dos centros dependientes del Gobierno de Navarra, como son Valle de Roncal y San Francisco Javier, este último adscrito al Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea, así como del colegio público Bernat Etxepare y de la Escuela Infantil Izartegi, ambos del Ayuntamiento de Pamplona.

Biomasa de astilla de madera

La capacidad total de la central alcanzará su pleno desarrollo en una segunda fase que se espera que esté operativa como máximo en 2028, y que permitirá atender la demanda de calefacción de 4.500 viviendas.

La central cuenta con tres fosos para recepción y almacenaje de hasta 1.000 metros cúbicos de astilla de madera, para alimentar la infraestructura de generación de calor con una potencia total instalada ahora de 24,5 MW, que se ampliará hasta los 39 MW en la segunda fase. Asimismo, cuenta con una sala de bombeo y un depósito exterior en el que se almacenan 1,8 millones de litros (1.800 m3) de agua caliente.

El combustible principal que alimenta la caldera es biomasa de astilla de madera, procedente de superficies forestales que cuenten con certificado de explotación sostenible situadas en Navarra o cuya distancia entre origen y punto de consumo sea inferior a 150 km por carretera.

El uso de la biomasa permitirá evitar anualmente la emisión a la atmósfera de 4.000 toneladas de CO2. Esto se verá duplicado con la entrada en servicio de una segunda caldera en una fase posterior.

 
 
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