Reducir la incidencia de la pobreza energética en verano en los hogares europeos mejorando la habitabilidad térmica era el objetivo del proyecto Cooltorise. Durante cuatro años, el proyecto ha buscado fórmulas alternativas para reducir el calor en los hogares minimizando el gasto energético en España, Grecia, Italia y Bulgaria, combinando investigación teórica y medidas aplicadas. En las zonas de actuación en Madrid se desarrollaron actividades inclusivas, talleres de cultura energética, talleres para comprender las facturas energéticas y mejorar la eficiencia del consumo, y distribución de ‘kits de lucha contra el calor’. En Barcelona, las actividades se han centrado en talleres con consejos para hacer frente a las olas de calor, entre otras. Las acciones desarrolladas como parte del proyecto han supuesto mejores significativas para los hogares participantes.
Los episodios de calor extremo en verano son cada vez más frecuentes y se han convertido en una verdadera preocupación para un porcentaje de la población europea, especialmente mujeres y mayores, que más allá de las molestias que pueden suponer las altas temperaturas, se encuentran en una situación de pobreza energética que les hace imposible climatizar sus casas para hacerles frente.
El proyecto internacional Cooltorise, coordinado por la Universidad Politécnica de Madrid, pretendía abordar esta situación con el fin de reducir la vulnerabilidad de los hogares europeos ante el calor extremo en verano. El proyecto se ha desarrollado entre 2021 y 2024 y ha contado con la participación de entidades como la Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD), Ecoserveis y socios internacionales.
Reducir la incidencia de la pobreza energética estival
El objetivo del proyecto Cooltorise era reducir la incidencia de la pobreza energética estival entre los hogares europeos, mejorando sus condiciones de habitabilidad térmica interior y reduciendo sus necesidades energéticas durante la temporada de calor, lo que su vez disminuirá la exposición al calor y a los riesgos para la salud relacionados con el calor.
Para lograr este objetivo general, el proyecto abordó seis objetivos específicos, como establecer un marco común sobre la pobreza energética en verano; definir soluciones para abordar la pobreza energética en verano; capacitar a agentes de pobreza energética para trabajar con hogares en situación de pobreza energética y ayudarles a mejorar sus condiciones de vida; aliviar las condiciones de pobreza energética estival de más de 7.240 personas; fomentar el empoderamiento de las mujeres para intentar revertir la feminización de la pobreza energética; y lograr un alto nivel de difusión que ponga de relieve la problemática de la pobreza energética estival.
Alternativas para combatir el calor en los hogares
El proyecto se ha desarrollado en España (Madrid y Barcelona), Grecia, Italia y Bulgaria. En Barcelona, durante los veranos de 2022 y 2023, las entidades de Ecoserveis y ABD han llevado a cabo un total de 64 talleres, llegando a 540 personas. El equipo del proyecto se desplazó a los barrios más afectados, tanto a nivel social como a nivel constructivo. Se han desarrollado actividades en Barcelona, Hospitalet y otros municipios del Área Metropolitana de Barcelona. Con ello, se ha demostrado que las familias que viven en edificios antiguos (hasta un 87% del parque de viviendas actual) son más vulnerables a nivel climático. En general, los edificios en los que viven tienen poco aislamiento térmico y las protecciones solares suelen resultar poco eficientes. También tienen menos acceso a poder instalar un sistema de aire acondicionado.
Algunos de los talleres se han centrado en compartir consejos para afrontar las olas de calor, tanto en casa como en la calle; otros a entender mejor las facturas de los suministros y las tarifas vigentes. El proyecto también ha ofrecido actividades complementarias para familias con niños para facilitar así la conciliación. Una de las principales conclusiones de las actividades es que, aunque las familias disponen de algunas estrategias para afrontar el calor, generalmente desconocen qué servicios ofrece la ciudad de Barcelona (y otros municipios), como los refugios climáticos.
Las actividades de mapeo colectivo han permitido comenzar a construir una base de datos extraída del conocimiento ciudadano sobre los espacios públicos. El objetivo principal ha sido identificar zonas cálidas, zonas de sombra, zonas verdes y puntos con disponibilidad de agua, entre otros.
Una pieza clave para la realización de los talleres ha estado en la participación de los SEPAs (Summer Energy Poverty Agents) en el proyecto. Se trata de personas de varias entidades a las cuales, de manera voluntaria, se las ha formado para que pudieran posteriormente realizar parte de los talleres destinados a la ciudadanía. El proyecto Cooltorise ha contado con un total de 40 personas formadas en la zona de Barcelona, algo que ha permitido el despliegue de todas las actividades del proyecto. Además, como parte del proyecto, se inauguró un espacio de sombra instalado en el Cruyff Campo Jordi Alba.
Las zonas de actuación del proyecto Cooltorise en Madrid se seleccionaron tras realizar un trabajo de evaluación del efecto isla de calor en los diferentes barrios de la ciudad. La evaluación mostró que los barrios más afectados coincidían además con aquellos que concentraban mayor vulnerabilidad social: Vallecas, San Blas y el distrito de Usera. En estos tres barrios se ha actuado en tres niveles: los hogares, el espacio urbano y las comunidades, con un enfoque particular en la salud individual.
En las zonas estudiadas en Madrid, el 22,% de los hogares sufren pobreza energética, pero este porcentaje asciende al 41% en el caso de familias monomarentales, al 39% si se trata de hogares donde vive una mujer sola mayor de 65 años, y al 27% si hablamos de hogares con mujer como sustentadora principal. Este fenómeno refleja la carga desigual que enfrentan las mujeres al gestionar recursos limitados en contextos de calor extremo.
Con el fin de revertir este fenómeno a través del empoderamiento de las mujeres como agentes de cambio, Cooltorise diseñó actividades inclusivas que les han permitido conciliar la vida laboral y familiar, como talleres flexibles y con espacios paralelos para la infancia. Además, el proyecto desarrolló acciones con las familias para reducir sus necesidades energéticas y mejorar el confort térmico durante el verano como talleres de cultura energética y del calor, diseñados para enseñar estrategias de climatización pasiva (uso eficiente de la ventilación natural y técnicas de sombreado) o talleres para comprender las facturas energéticas y mejorar la eficiencia del consumo.
También se distribuyeron ‘kits de lucha contra el calor’ con elementos de bajo coste y alta efectividad como filtros solares, persianas, ventiladores, bombillas LED y enchufes temporizadores y se testó un sistema de alertas para gestionar los episodios de calor extremo. Las alertas se activaban cuando se acercaba un episodio de ola de calor o de noche tropical. En tales casos, se enviaban mensajes a los dispositivos de los usuarios con consejos para combatir el calor en el hogar, además de información sobre los servicios disponibles. También cabe destacar la creación de refugios climáticos diseñados con vecinos en los que se han realizado actuaciones para generar espacios frescos en exteriores.
Enfoque participativo para mejores resultados
Una de las claves de la pobreza energética, que han quedado retratadas en este proyecto europeo, es que no afecta a todo el mundo por igual. Así, las personas mayores, las mujeres, las madres solteras, los inmigrantes, o los habitantes con bajos ingresos son los más vulnerables ante el calor extremo.
Con sus actuaciones, Cooltorise ha subrayado la importancia de trabajar junto con las comunidades locales para diseñar soluciones adaptadas a sus necesidades reales. Este enfoque participativo no solo garantiza mejores resultados, sino que también rescata el saber popular asociado a la cultura del calor, integrando prácticas tradicionales en las estrategias actuales de adaptación.
Las acciones desarrolladas como parte del proyecto han supuesto mejores significativas para los hogares participantes, por lo que para los investigadores es importante seguir trabajando en este sentido.
Promoviendo el uso de estrategias de climatización pasiva como alternativa al aire acondicionado y fomentando el conocimiento sobre el clima local y sus desafíos, se han conseguido buenos resultados. Además, se ha trabajado en la alfabetización energética y en la participación comunitaria en espacios de encuentro y diálogo, fortaleciendo la concienciación sobre el cambio climático y su impacto en la salud.